Que el escape del automóvil eche humo es un claro indicativo de que existe algún problema. En función del color y del momento en el que aparezca se puede conocer la clase de avería a la que hay que hacer frente y qué medidas son las que hay que tomar antes de que la situación se agrave. Porque cuanto antes se reaccione, menos importantes serán las consecuencias.
BLANCO, ESPESO Y EN FRÍO:
Cuando el coche muestra dificultades a la hora de encenderse , en marcha suelta un humo blanco y espeso (no se dispersa fácilmente) y desaparece en cuanto el motor se ha calentado, probablemente se deba a una mala puesta a punto del sistema de inyección diésel. Ese humo blanco es en realidad vapor de gasóleo: si la bomba de inyección está fuera de punto e inyecta el combustible con demasiada celeridad o lentitud, en lugar de arder (por la compresión que hay en el cilindro), sólo se quema una parte y el resto se evapora. En el caso de que el vehículo no tenga bomba de inyección porque es common rail o de inyector bomba, lo que sucede es que la cámara de combustión está muy fría. Es decir, que seguramente algún precalentador se encuentre en mal estado.
BLANCO EN FRÍO Y EN CALIENTE:
La presencia de humo blanco y ligero (se dispersa rápidamente) al encender el motor es habitual, sobre todo en invierno. El problema es cuando persiste ya que indica un problema de refrigeración. Es decir, que parte del anticongelante entra en el cilindro y se mezcla con el combustible. Este humo tiene un olor muy peculiar y suele ir acompañado de fallos de temperatura que señalan que lo más probable es que la junta de culata esté mal y sea necesario sustituirla.
AZUL Y ODORÍFERO.
Cuando el humo tiene cierto tono azulado y un olor a tostado, lo que sucede es que está entrando aceite a la cámara de combustión. Hay cuatro posibles causas para que esto suceda; que la junta de culata no esté en perfecto estado; que sea el turbo el que muestre signos de deterioro; que los retenes de las guías de válvulas se encuentren erosionados o que el motor presente fallos por desgaste. En cualquiera de los casos, se trata de un fallo que reclama la intervención de un especialista.
NEGRO CON ACELERACIÓN.
Que el humo sea negro es señal de una mala combustión del gasóleo, generalmente por un exceso de carburante (o falta de oxígeno) o por una mala pulverización de los inyectores. Suele producirse al acelerar a fondo (no tanto cuando simplemente se pisa un instante el acelerador). Si perdura, es evidente que hay una avería. La mayor parte de las veces se debe a un problema con la válvula recirculadora de gases de escape (la famosa EGR), a la presencia de una toma de aire en el colector de admisión, al caudalímetro en mal estado o incluso a un filtro de aire demasiado sucio. Si todo lo anterior está perfecto, el fallo se encuentra en algún inyector que no pulveriza bien el combustible.
De todo ello se deduce que puede que algo de humo instantáneo entre dentro de los parámetros habituales del mecanismo de un automóvil, pero cuando se prolonga, limita las funcionalidades, adopta un color u olor extraños, existe algún desperfecto que conviene ajustar. Por este mismo motivo, en el momento en que se repara en la presencia de cualquier irregularidad, lo recomendable es acudir al taller de confianza para que echen un vistazo y valoren la situación. En el taller JOSENEA, os esperan nuestros expertos profesionales para poner a punto vuestro automóvil y garantizar un funcionamiento impecable. El resto depende de vosotros.
Fuentes: autocasión Imagen: Dreamstime