El coche dispone de diversos recursos para hacerse escuchar cuando sufre de anomalías, deterioros o fallos. Si se queja, de alguna manera, significa que está reclamando una atención muy específica sobre diferentes partes o piezas. ¿Sabes escuchar sus señales?
Por ejemplo, si el vehículo se tuerce (o así lo parece) quiere decir que los amortiguadores están sufriendo y funcionando de forma incorrecta. Y constituyen un elemento de seguridad clave por lo que detectar a tiempo posibles fallos en este elemento resulta crucial. Oscilaciones al conducir; manchas de aceite detrás de las ruedas; desviaciones hacia los lados o dificultad de dominar el vehículo al frenar en seco; vibraciones en el volante o un martilleo constante indican problemas en la suspensión o rodamiento.
Si lo que hace el coche es chillar, el discurso cambia. En este caso hay que observar las correas y frenos del coche. Cuando el sonido es agudo (a veces llega a ser insoportable), suele provenir de fallos en las primeras, este conjunto de traillas de caucho negro que se encarga del correcto funcionamiento de los elementos del vehículo que no son eléctricos (la bomba de la dirección o el alternador). La rotura de estas correas de servicio no suele suponer un gran problema a menos que se trate de la correa de distribución que exige revisiones periódicas y sustitución cuando lo determine el fabricante. De no localizarse ahí el problema, se aconseja echar un vistazo en busca de grietas o, ante la persistencia del sonido, fijarse si suena cuando se activa el aire acondicionado, al girar la dirección, o cuando arranca el ventilador del radiador.
Los chirríos , por otro lado, suelen provenir de los frenos, sobre todo del freno de disco. Se soluciona con una adecuada limpieza de los frenos y un ajuste del líquido de frenos, operaciones bastante sencillas que, sin embargo, requieren un manejo preciso. Cuando se trata de molestos “chillidos”hay que verificar si proceden de las ranuras en las caras del rotor de los frenos de disco.
Y ¿si el coche gotea? Si es un goteo puntual, no es necesario intervenir pero sí hay que hacerlo cuando el problema persiste. Si las manchas son negruzcas, posiblemente sea una junta en mal estado y la mancha será bastante grande. Si es de color azul claro, verde/amarillo o naranja, se trata del anticongelante. Puede que el motor haya sufrido un sobrecalentamiento o que exista una fuga (en el radiador o en la bomba de agua). Cuando la salpicadura es de líquido aceitoso rojizo, la fuga pertenece al sistema de dirección asistida o la transmisión. Si al verificar el nivel tiende a negro e incluso notamos cierto olor a quemado, es síntoma de que los discos de embrague patinan, generando una fricción excesiva que llega a quemar el aceite. Puede también ser más claro de lo normal, que suele significar que se mezcla con líquido refrigerante por lo que puede dañar las juntas de goma. De ahí la necesidad de localizar cuanto antes la fuga. Y si la mancha es de agua,probablemente se deba al agua producida por la condensación del aire acondicionado, o procedente de desagüe.
Fuente: noticiascoches.
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