No es que tu vehículo sepa más que el propio móvil pero los coches actuales registran datos que podrían ser utilizados en contra del conductor. Y es que con el aumento de sistemas electrónicos en el automóvil han llegado dispositivos que vigilan tanto la conducción, como las maniobras e incluso información de carácter mucho más personal.
Hoy en día resulta habitual disponer de sensores que vigilan la forma de conducir para detectar fatiga, de presencia de vehículos en el ángulo muerto, etc. Todos ellos incrementan la seguridad al volante pero podrían convertirse también en un problema. Así, en caso de accidente y de ser accesibles esos datos, se podría demostrar si ha existido una conducta negligente que haya ignorado las advertencias de los diferentes ADAS (asistentes avanzados a la conducción). O algo mucho más sencillo: a la hora de elegir restaurante en el navegador, recibir recomendaciones que más que tener en cuenta los gustos registrados se basen en intereses de terceros.
El peligro, una vez más, reside en la conectividad. Es innegable que aporta una gran comodidad con la planificación de rutas y sugerencias de todo tipo, pero la duda es si dichas propuestas están basadas en lo que los sistemas han ido aprendiendo sobre los propios intereses o si, por el contrario vienen determinadas por previos pagos de empresas interesadas.
En cualquier caso, las marcas afirman con rotundidad que toda la información registrada se maneja de forma confidencial y centralizada mediante servidores altamente protegidos e invulnerables. Habrá que confiar en que no es utilizada en su propio beneficio ni en el de terceros y que resulta del todo inmune a los robos de datos.
¿Seguridad vs intimidad? El debate está abierto…
Fuente:autocasion.com