Muchos conductores afrontan con cierto grado de ansia el obligado examen de la ITV, bien por desconocimiento del proceso o por no estar al tanto del estado real de su vehículo. Y es que no es un trámite que se resuelva con una firma y un desembolso. Obtener un fallo desfavorable o negativo puede tener algo más que consecuencias económicas.
Y tiene un sentido ya que el objetivo de este procedimiento es precisamente el de garantizar que ningún vehículo ponga en riesgo a sus ocupantes ni al resto de usuarios de la vía. De ahí que se trate de evitar la circulación de coches que presenten fallos considerados peligrosos para la conducción. ¿Y cuáles son los defectos más comunes que impiden aprobar la inspección?
Veamos los más importantes:
ILUMINACIÓN.
Y es que es un sistema clave para asegurar una correcta visibilidad y señalización. De ahí que si la simple bombilla de un intermitente no funciona, el usuario deberá volver a pasar la ITV con el fallo solucionado. Por este motivo es muy recomendable que los conductores echen un vistazo a sus coches antes de la inspección para asegurarse de que todas las luces (incluídas las de la matrícula trasera, freno y marcha atrás) desempeñan su función correctamente.
FALLOS DEL MOTOR O TRANSMISIÓN.
Es decir, fallos de fugas de aceite, defectos en el escape, emisiones superiores a las establecidas…Pero estas deficiencias no son fáciles de detectar. Si bien existen algunos indicios como que el coche se cale a menudo o eche mucho humo negro al acelerar, lo mejor será realizar una revisión previa en un taller donde los especialistas puedan asegurarse de que no existen problemas en este sentido.
EJES, NEUMÁTICOS Y SUSPENSIÓN.
Esto supone que los neumáticos deben estar bien montados, ser homologados, carecer de bultos, deformaciones o grietas y tener una profundidad de dibujo superior a 1.6 mm. Por su parte, las ruedas deben estar completas (y, por tanto, con todos los tornillos y tuercas) y en perfecto estado (sin golpes ni defectos que puedan provocar pérdidas de aire). Una vez más, acudir a un taller antes de presentarse en la ITV puede ser de lo más útil para identificar fallos de este tipo y resolverlos anticipadamente.
FRENADO.
Ya sea porque el sistema falla en una rueda o en varias, porque el freno de estacionamiento no responde como debería, porque el líquido de frenos es insuficiente o por cualquier otro fallo técnico en este mecanismo, el resultado de la ITV puede ser negativo o desfavorable. Y es que tiene su importancia ya que, precisamente, la descompensación de la fuerza de frenado puede causar que el vehículo se salga de la carretera en una frenada de emergencia. Si el pedal está muy blando o muy duro o el líquido de frenos es muy oscuro, se puede intuir que se están produciendo fallos en el sistema pero nada mejor que la inspección de un especialista para asegurarse de que no los hay.
ESTADO EXTERIOR.
Implica que la carrocería, matrículas y retrovisores no presenten golpes ni aristas afiladas o cortantes, impidan la visibilidad del conductor o produzcan otras interferencias en la calidad de la conducción. De ahí que si se recibe algún golpe, lo ideal es acudir al taller de confianza para que confirmen si se trata de un defecto leve o grave.
En definitiva, la ITV no debería ser una fuente de preocupaciones para ningún conductor que esté atento a los indicios que pueda mostrar el vehículo o que someta su vehículo a la inspección de un especialista técnico antes del examen. De esta forma podrá resolver los defectos con suficiente antelación y asegurarse un fallo favorable.
Fuentes: autofacil/motor.mapfre/motor el pais Imagen: Josenea.