El aire acondicionado es un sistema que facilita la regulación de la temperatura en el interior del vehículo porque, básicamente, permite que el aire caliente del exterior se transforme en frío o viceversa. Está compuesto por una serie de tubos flexibles que favorecen las fugas y que contribuyen al buen funcionamiento de todo el mecanismo. Ahora bien, que se mantenga en buen estado no es cuestión de suerte sino de atención y cuidado.
Su deterioro está ligado al uso por lo que se recomienda realizar una revisión anual (preferiblemente antes del verano) para asegurarse de que no va a causar ningún problema. No hacerla puede suponer a la larga un importante desembolso económico que no suele venir bien en ningún momento…También es aconsejable, según indican los expertos, sustituir el filtro del aire una vez al año o cada 15.000 km recorridos o con mayor frecuencia si se circula habitualmente por terrenos con mucho polvo. Y, en cuanto a recargar el aire, podría hacerlo uno mismo pero se suele advertir de la importancia de que lo realicen en el taller para garantizar un apropiado llenado.
¿Cómo saber si está fallando?
Los principales síntomas de dificultades en su funcionamiento son los siguientes:
– LENTITUD:
No baja la temperatura del interior del coche en poco tiempo. Puede deberse a problemas en el nivel del líquido de fluido, de la botella deshidratante, del filtro del habitáculo o por bloqueo de alguno de los sistemas.
– MAL OLOR:
Al conectarlo se percibe un olor desagradable debido a la acumulación de humedad en los conductos de aireación. Indica que el circuito de climatización está infectado de bacterias, polvo y hongos.
-VAHO:
Si se concentra el vaho en los cristales es porque no enfría lo suficiente. Esta situación podría resolverse cargando el gas del circuito.
– ESCASO FLUJO DE AIRE:
Si hay poco caudal de aire puede deberse a que filtro de habitáculo está obstruido.
Solo las climatizaciones automáticas alertarán de que existe un fallo en el sistema por lo que, en la mayor parte de los casos, será necesario prestar atención de forma periódica y efectuar la inspección manualmente o apenas se identifiquen defectos en el correcto funcionamiento.
¿Cómo asegurarse de utilizarlo correctamente?
Lo ideal es hacerlo funcionar a una temperatura de entre 22 y 23 grados ya que a una temperatura inferior puede incidir (y mucho) en el consumo de combustible…También se recomienda encenderlo periódicamente para evitar obstrucciones.
Para las estaciones más severas, por calor o frío, conviene actuar de forma concreta. Así en verano, antes de poner en marcha el aire acondicionado, conviene abrir las ventanas para que se reduzca la concentración de calor en el interior del vehículo. Y así el sistema no deberá realizar demasiado esfuerzo para enfriarlo por lo que su deterioro será menor. En invierno, por otro lado, se puede utilizar a una temperatura alta para eliminar el vaho de los cristales de forma rápida y muy eficaz.
¿Y qué pasa si no se revisa ni se mantiene?
Un aire acondicionado en mal estado puede ser, para empezar, perjudicial para la SALUD. Suele ser un foco de concentración de bacterias, hongos y microorganismos dañinos que podrían filtrarse al interior del coche a través del sistema de ventilación provocando reacciones alérgicas, infecciones…etc.
Por otro lado, realizar cualquier tipo de trayecto con temperaturas elevadas por el mal funcionamiento del sistema afecta directamente a la comodidad de los viajeros y conductor ya que se incrementa la sensación de cansancio de todos ellos pero también se reduce la capacidad de reflejo y de concentración. Si además el filtro es muy viejo, los olores desagradables empeorarán la situación.
En definitiva, conviene a todas luces mantener el aire acondicionado en buen estado por razones de confort, seguridad y salud.
Fuentes: autopista.es/ motorpasion.com Imagen: Pixabay