Si hay una situación temida por la mayor parte de los conductores, es aquella en la que los frenos fallan y se pìerde el control del vehículo, cosa que puede suceder si no se realizan las revisiones pertinentes o falla el mantenimiento. En cualquier caso, es crucial mantener la calma y actuar con toda la sangre fría que se pueda. Y, por supuesto, recurrir al freno motor.
Por motivos de seguridad (tanto propia como del resto de usuarios de la carretera), el conductor que se encuentra en la situación en que el freno no responde, debe intentar detenerse de forma segura. Para lograrlo, habrá que tener en cuenta la velocidad, el entorno (si las vías están más o menos transitadas) y la capacidad personal para gestionar los nervios. Algunas de las maniobras más recomendables son las siguientes:
Acudir a las rampas de frenado en caso de existir, realizando la correcta señalización de emergencia al resto de conductores.
Usar el freno de mano de forma suave y sutil. Es decir, se trata de ir tirando de él y soltándolo con delicadeza para evitar una frenada brusca que provocaría el bloqueo de las ruedas traseras y llevaría al coche a dar bandazos de un lado para otro.
Apagar el motor es otra alternativa recomendable solo para bajas velocidades y para carreteras sin circulación ya que, de lo contrario, se correría el riesgo de un choque frontal debido al bloqueo del volante y de la dirección asistida.
Colocar la palanca de cambios en punto muerto con el objetivo de desconectar la transmisión. El motor continuará funcionando pero la velocidad se irá reduciendo paulatinamente, sobre todo si se ejerce presión constante en el pedal del freno. A continuación, se procede a ir reduciendo las marchas una a una (freno motor). Es la actuación más recomendable ya que asegura un menor desgaste de las pastillas y zapatas así como de combustible. No obstante, requiere un control mental absoluto de la situación y la habilidad para efectuar los movimientos con suavidad.
Si bien es cierto que son múltiples las razones que pueden provocar un fallo en la dirección (amortiguadores deteriorados, discos desgastados, daños en los sistemas ABS o ESP de estabilización…etc), muchas derivan de los frenos. Prácticas como frenar siempre con las ruedas rectas, evitar los frenazos al tiempo que se realiza un volantazo o utilizar el embrague correctamente (siempre después del freno), son algunos hábitos de conducción que pueden ayudar a conservar la maquinaria del automóvil. Pero también es aconsejable prestar atención a cualquier anomalía en la conducción y realizar las revisiones rutinarias en el taller de confianza para detectar cualquier deterioro a tiempo.
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