A cualquiera puede suceder que, durante la conducción, uno de sus neumáticos sufra un pinchazo. Bien por el mal estado de la carretera o porque las ruedas no estén en condiciones óptimas, este tipo de incidentes pueden producirse con mucha facilidad. ¿Cuántos conductores saben cómo reaccionar ante esta situación?
En primer lugar hay que ser capaz de detectar el pinchazo.
La resistencia brusca al volante, el endurecimiento repentino de la dirección que se desplaza hacia un lado y el cambio perceptible en el ruido de rodadura son los síntomas más evidentes de que se está sufriendo un reventón. Pero identificarlo resulta mucho más complicado cuando se circula a baja velocidad. De ahí que, en ese caso, el riesgo de desperfectos e incluso de desintegración de la rueda al rodar sobre la llanta sea mayor. Igualmente,cuando el coche no cuenta con un sistema de control de presión de neumáticos, es difícil saber que se circula con la rueda pinchada hasta que, como es obvio, llega el momento en el que se pierde el control del vehículo o el neumático se deteriora por completo.
En segundo lugar es necesario saber qué pautas seguir para reducir al máximo la peligrosidad de la situación:
1- Conectar las luces de emergencia para avisar a otros conductores que circulen por detrás. Es preferible circular unos metros en esas condiciones antes que pararse en un lugar que ponga en peligro la propia integridad y la del resto de conductores.
2- Guardar la calma, agarrar el volante con firmeza, mantener la dirección del vehículo lo más recta posible y reducir la velocidad progresivamente olvidándose de las frenadas bruscas. Por este motivo es aconsejable echar mano del freno motor en lugar de los frenos para ir reduciendo marchas. Prima la suavidad de los movimientos por lo que habrá que soltar suavemente el pedal del acelerador, corregir gradualmente la dirección girando con delicadeza hacia el lado al que se mueva la parte posterior del coche hasta encontrar un lugar seguro donde pararse. En este sentido, hay que intentar detenerse en recta, y no en curva, para ser más visible.
3- Colocarse el chaleco reflectante (obligatorio para transitar por la calzada, por lo que resulta muy útil tenerlo guantera y no en el maletero). Bajarse del coche con la máxima seguridad (a ser posible, por el lado derecho; en caso contrario, mirando bien antes por el retrovisor izquierdo). Colocar el triángulo de emergencia del maletero fuera de la calzada y a 50 metros (unos 50 pasos) por detrás del vehículo, de modo que sea visible a 100 m. Si la vía es de doble sentido, hacer lo mismo con el segundo triángulo, pero 50 metros por delante.
4- Desde una zona de seguridad (fuera de la calzada), contactar a la Guardia Civil de Tráfico (062) -o a la Ertzaintza o a los Mossos d’Esquadra en caso de encontrarse en territorio vasco o catalán– para que ofrezcan su ayuda, escolta o protección de la zona si es preciso. En caso de no disponer de los números de contacto, marcar el genérico de emergencias (112) para recibir instrucciones.
5- Recurrir al seguro. Muchas pólizas incluyen asistencia en carretera, y es recomendable comprobar si dicha asistencia incluye el cambio de rueda o arreglo del pinchazo. Es la solución más lenta aunque también la más cómoda, y, en ocasiones, la única si por cualquier motivo no es posible cambiar la rueda personalmente.
Evidentemente, lo ideal es intentar evitar incidencias de este tipo. Es decir, mantener correctamente el estado de los neumáticos y la presión de los mismos; evitar circular por caminos sin asfaltar y vigilar si existen zonas muy deterioradas que puedan producir cortes en los flancos de las ruedas. Tampoco está de más practicar al menos una vez el cambio de rueda , familiarizarse con el uso del gato y con las instrucciones del kit antipinchazos…Y es que más vale prevenir…
Fuentes: autobil/motormapfre/auto10 Imagen: Dreamstime