Probablemente hayas tenido que aparcar tu coche durante el estado de alarma, una medida imprescindible para quienes no necesitan realizar desplazamientos urgentes. Sin embargo, eso no significa que por prescindir del uso de tu vehículo esté a salvo de averías. De hecho, un parón prolongado puede conllevar problemas que fácilmente se pueden prevenir. Basta saber dónde mirar.
Para empezar, aunque muchos pueden no saberlo, el coche, incluso aparcado, consume batería. Esto significa que, tras la cuarentena, puede que te encuentres que no arranca porque se le ha agotado su carga. Lo más recomendable es desconectarla cubriendo la zona de carga positiva con un tapón o cinta aislante y protegerla siempre de temperaturas extremas.
Los neumáticos también pueden verse afectados ya que pueden ir perdiendo aire y provocar daños en la llanta así como deformaciones en toda la rueda. Comprueba que el dibujo tiene como mínimo una profundidad de 1,6 mm, para no comprometer el agarre y verifica que la presión es la adecuada.
Otro punto que conviene revisar, siempre en frío y en un firme plano, es el nivel de aceite (con la varilla o cuadro de instrumentos), líquido de parabrisas, anticongelante y líquido de frenos (estos últimos deben encontrarse entre el mínimo y el máximo).
En cuanto al sistema de iluminación, habrá que echar un vistazo al buen funcionamiento de los faros y regular su altura. Igualmente importante es asegurarse que los limpiaparabrisas no están desgastados y, en caso de no expulsar líquido, hacer ruido o no limpiar correctamente, rellenar el depósito.
Los frenos, por otro lado, deben encontrarse en perfecto estado para una conducción segura tras el confinamiento. Que el pedal se muestre endurecido o se encienda el piloto de la luz del freno indican que es necesario cambiar las pastillas o los discos. O, como mínimo, comprobar el nivel del líquido de frenos.
También se recomienda limpiar el filtro del habitáculo, responsable de evitar la entrada de polvo y partículas así como de mantener los conductos del aire acondicionado limpios y ocuparse de cubrir el vehículo con una lona para asegurar una mejor conservación del mismo e impedir que se formen manchas de óxido derivadas de la suciedad acumulada.
Un último consejo: procura arrancar el vehículo al menos una vez cada 10 días y dar una vuelta por corta que sea para mejorar la lubricación del motor. Así lograrás que el aceite y el líquido de freno circulen por sus circuitos sin correr el riesgo de apelmazarse. Además, la parte motriz, es decir las ruedas y los ejes, agradecerán este pequeño movimiento giratorio.
Fuente: soymotor, toyota, autofácil.
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