Existe la creencia entre muchos conductores de que colocarse unas gafas de sol cuando llueve reduce el haz de luz de los vehículos que pasan y que funciona tanto durante el día como de noche. Un mito que promete devolver la visibilidad a los niveles normales…¿Es cierto?
La verdad es que se trata de un recurso que lo único que logra es empeorar la visión al volante. De hecho, solo se conseguirá oscurecer un contexto de por sí ya poco iluminado. No obstante, sí que es aconsejable utilizarlas durante las tormentas diurnas (siempre que el cielo no esté muy oscuro) y para aumentar el contraste entre la niebla leve y moderada.
Ahora bien, deben ser siempre polarizadas ya que este tipo de cristales funcionan para bloquear los componentes horizontales de la luz dispersada o reflejada. Como consecuencia contribuyen a contrarrestar la difusión lumínica de los efectos atmosféricos . Tampoco las lentes amarillas mejoran la visión, más bien lo contrario. Así los expertos oftalmólogos indican que los diferentes tonos, incluidos el rojo o el azul, cortan el paso de la luz limitan la visibilidad.
En otras palabras, conviene no hacer caso de todas las leyendas urbanas que circulan en el ámbito de la conducción sin antes haber verificado su veracidad. Y es que la propia seguridad y la del resto de conductores puede verse realmente comprometida. Conducir con responsabilidad empieza por informarse adecuadamente.
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