El paso del tiempo puede causar estragos en los mecanismos de cualquier automóvil y reducir el brío del que gozaba en sus primeros años. Así se pueden ir presentando problemas diversos muchos de los cuales pueden traducirse en una pérdida de potencia.
Lo importante es saber calibrar dicha reducción de fuerza de la manera más objetiva posible y hacerlo en el escenario adecuado. No es lo mismo que el coche esté más cargado de lo habitual, que atraviese una fuerte pendiente o que se encuentre en lo alto de una montaña. De la misma forma hay que considerar los posibles cambios que se hayan podido efectuar en el automóvil a lo largo de los años: llantas, neumáticos…etc.
Una vez valorada la situación, se pueden plantear diversas causas que han podido provocar esa merma de capacidad en el vehículo. Estas son algunas de las más comunes:
Exceso de rozamiento
Es decir, el coche tiene problemas al rodar porque se producen excesos de rodamiento causados por elementos mecánicos. Dentro de este grupo se incluyen los frenos agarrotados, freno de mano muy tensado que produce un rozamiento extra en el eje trasero, rodamientos de las ruedas (suelen generar mucho ruido) o embragues tensados (sobre todo en coches antiguos).
Fallos de encendido
Que la chispa de las bujías salte en el momento exacto es fundamental para evitar la pérdida de fuerza de un coche de gasolina. Una puesta a punto deficiente hace que se disponga de menos caballos.
Fallos múltiples en el sistema: puede ser que el distribuidor, la tapa del delco, centralita o cables de las bujías estén en mal estado. Se aconseja llevar el coche al taller para que efectúen una puesta a punto según las recomendaciones del fabricante. La chispa de la bujía debe saltar en el momento exacto.
Fallo en la centralita: este elemento electrónico controla que todo funcione según unos parámetros ajustados en fábrica. No deja de ser una placa base parecida a la de un ordenador que puede fallar, entre otras cosas, por un exceso de humedad en sus conexiones.
Válvulas:
Si las válvulas no cierran el cilindro de forma completa, la explosión no será la correcta y se producirán pérdidas de potencia. En los vehículos de gasolina, el motor experimentará dificultades para circular por encima de las 4.500 rpm. También puede ocurrir que la válvula funcione en frío pero no en caliente, que el muelle de válvulas esté roto (produce un ruido fácil de detectar), que el juego de las guías esté deteriorado o que el árbol de levas que empuja las válvulas se haya desgastado.
Mala preparación de la mezcla.
Una mala preparación de la mezcla de combustible, tanto en un coche alimentado por gasolina como en un diésel puede ser la causa de una pérdida de potencia. Una mezcla de combustible y aire excesivamente rica (con mucho combustible) incrementará el consumo y reducirá la potencia. Mientras que una mezcla pobre (con mucho aire), hará que notes que el coche corre mucho menos. Este tipo de problemas pueden producirse si el filtro del aire está muy sucio, la mariposa del acelerador no se abre completamente, entra aire en el sistema de admisión por fallo en las juntas, existe alguna fuga en el circuito de alimentación de combustible o no llega suficiente tensión a la bomba que envía el combustible a los cilindros. También puede ocurrir que el caudalímetro no funcione correctamente o que los inyectores presenten demasiada suciedad e impurezas por lo que no van a poder introducir en los cilindros la cantidad adecuada.
Las revisiones periódicas en vuestro taller de confianza os permitirá prever posibles problemas causados por el desgaste provocado por el paso del tiempo, y actuar con antelación. y nunca dudéis en solicitar la opinión de los expertos técnicos ante la sospecha de cualquier anomalía en vuestro vehículo. Por vuestra seguridad. Por la de todos.